SKI CASP: noviembre 2008

14/11/2008 UNA CLASE MAGISTRAL DE RETRANSMISIÓN DEPORTIVADEL PUPITRE A LA TRIBUNA
Puyal abre su aula del Camp Nou a nueve estudiantes de Periodismo
• "En una noche hemos aprendido más que en todo el curso", reconocen los alumnos

EMILIO PÉREZ DE ROZAS.

BARCELONA.
De pronto se apaga la luz. Bueno, la apagan. Christian García, uno de los responsables de Deportes de Catalunya Ràdio, había pactado que en cuanto Joaquim Maria Puyal elevase una de sus cejas, él provocaba el apagón. "Veis, este es uno de los problemas que pueden producirse en una retransmisión", comenta el doctor, como llamaba José María García al licenciado Puyal en sus inicios en Radio Barcelona. "Y si ocurre eso, no hay que dejar de narrar, el oyente no tiene por qué conocer nuestras vicisitudes".

Los nueve alumnos escogidos por seis centros catalanes (Universitat Autònoma de Barcelona, Ramon Llull, Pompeu Fabra, Internacional de Catalunya, Vic y Rovira i Virgili) rodean a Puyal en uno de los sótanos de la alambicada sede de Catràdio en la Diagonal. Salivean, saben que están ante un maestro, un gurú del medio. Tras esta clase magistral, se desplazarán al Camp Nou y participarán en la retransmisión del Barça-Benidorm. Sonia Oleart, la productora de Puyal, lo tiene todo previsto. Tres estarán junto a Puyal en la cabina, tres bajarán al césped con Sandra Sarmiento y tres compartirán el análisis de Ricard Torquemada.Están tan embobados, tanto, que no se han dado cuenta de que Puyal, que ha dibujado a sus espaldas un estadio, una antena en el exterior y una gran oreja (el oyente), ha dejado de hablar, pero no de vocalizar. No se le oye, ha enmudecido, pero sus labios siguen dibujando la narración que pretende llegue a sus oyentes. Los muchachos se miran entre ellos. "Veis, esto también puede pasar. Mi voz puede no llegar al oyente y, entonces, alguien debe sustituirme rápidamente, echarme un capote, contar algo, ocupar mi lugar mientras Joan Gelabert soluciona el problema técnico".

Los alumnos van pertrechados de grabadoras, blocs y rotuladores, casi con plumier. Y tienen abiertas sus libretas sobre el improvisado pupitre. Pero no son capaces de tomar notas. Prefieren oir, volar sobre la alfombra mágica que Puyal ha extendido sobre la mesa. Sospechan que es un momento único y ansían que la noche del Camp Nou les confirme que son unos privilegiados.

Puyal acaba de extender sus brazos. Se balancea de un lado a otro. Sus extremidades se convierten en las de un avión. Sus pies siguen fijos en el suelo, pero él continúa buscando la pista de aterrizaje. La atisba, divisa las hileras de luces, pero sigue moviéndose como si fuese en patera. "El discurso que emitáis ha de tener un inicio impactante y un final espectacular. Pero, sobre todo, aunque dudéis, aunque no sepáis muy bien cómo vais a aterrizar, es vital que sepáis dónde y cómo queréis acabar". El zarandeo concluye y Puyal aterriza con firmeza. Los chicos y chicas continúan atónitos. "Es posible que, tras discutir con nuestra novia, nos arrepintamos de algunas de las cosas que le hemos dicho; eso, en la radio, no puede pasar, nuestro discurso ha de estar muy bien meditado y preparado", concluye, mientras pliega sus alas.

El mestre aconseja a sus alumnos que le acompañen al estadio sin complejos, con una sonrisa. "No quiero gente que venga a sufrir. Sentiros cómodos sabiendo, eso sí, que esto es mucho más que una práctica. Esto es fuego real, pero fuego amigo". Les recomienda que acudan con una mochila, pero con una mochila "de información, que nos ayude a salir de todos los apuros. Y, eso sí, es preferible que os equivoquéis de jugador, como me ocurre a veces a mí, a que perdáis la referencia del balón, al que siempre tenéis que ubicar".La radio no puede quedarse muda. "Hay cosas previsibles e imprevisibles. Si llueve y se nos mojan los papeles, podemos hacer dos cosas: obviarlo y seguir narrando o incorporar el diluvio al discurso, convirtiéndolo en noticia".

Por ellos se quedarían toda la noche allí, escuchando a Puyal, pero saben que les queda lo mejor, la visita al Camp Nou, la intervención en la retransmisión. "¡Qué pasada! Cuando me tocó narrar a mí, Messi marcó el gol", reconoce Àlvar Llobet. La clase previa al desplazamiento al estadi toca a su final. Está a punto de empezar la retransmisión LKXA. La Caixa, claro.Llegamos al Camp Nou. Puyal pide a los narradores que suban el tono de su voz. "El oyente os tiene que oír próximos y apasionados". Les sugiere a los analistas que interpreten las claves del partido. Y aconseja a los chicos del césped que describan el ambiente, que sean "los ojos del oyente". Y les pide que descubran entre el público a alguien que refuerce su discurso. "Y si lo encontráis, si véis que puede daros juego, aferraros a él, disfrutar de sus comentarios. Sentiros como el torero que, de pronto, le toca en suerte un toro bravo, que da juego y se hincha a pases. Pues eso, acercaos y disfrutad".

La retransmisión, cómo no, sale redonda. ¡Re-don-da! "Aprendí en una noche más que en todo un año en la facultad", reconoce Marc Vizcarro. "Más que un sueño porque fue real", dice Sandra Gómez. "Conclusión: la teoría de la universidad no sirve para nada, ¡esto es la bomba!, aquí sí aprendes", sentencia Helena Albaladejo. "Lo más flipante fue lo cómplice, lo cercano que fue Puyal y todo su equipo, cosa que es de agradecer cuando se trata de unos novatos como nosotros", concluye Ignacio Fuentes. "Ha sido cercano, didáctico, vital y muy generoso con sus conocimientos, da gusto", indica Joan Duran.Al día siguiente, vuelve la rutina. Mucha teoría y poca práctica. La voz y los consejos de Puyal retumbarán en sus mentes y tratarán de aterrizar como puedan.

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